Novelas en capítulos y cuentos cortos

domingo, 20 de septiembre de 2015

LA CABECITA NEGRA Cap 19

En la pensión, mientras Alma rebanaba el pan de centeno y estaba atenta a que no se derramara la leche al hervir, reflexionaba por la situación desastrosa en la que se encontraba su hermano, y que la complicaba a ella también.
_ Te veo triste, ¿pasa algo?_ Esteban entró inesperadamente en la cocina y la abrazó por detrás.
_ ¡Me asustastes!...no,no pasa nada_ ni por asomo iba a revelarle sus secretos, lo amaba, pero su confianza le pertenecía a César.
_ Sin embargo, estas semanas te noto ausente. ¿Acaso mi madre te ha tratado mal?
_ No...apenas me habla.
_ Eso te hace sufrir, ¿verdad?
_ Para nada_ mintió.
_ Te prometo que cuando nos casemos esta situación tirante va a cambiar.
_ ¿Cuándo nos casemos?_ preguntó aturdida.
_ Cuando nos casemos el mes entrante, ¿qué te parece Alma?, ¿te casas conmigo el mes que viene?_ esperó la respuesta ansioso.
_ Tu mamá no va a querer...
_ No me interesa la opinión de mi madre. Te quiero con todo mi corazón y quiero casarme con vos, ¿qué me respondes?
_ Sí, claro que sí.
Sellaron el compromiso con un beso arrebatado.
_ ¡Desfachatados!_ doña Amparo no salía de su asombro ante tanta desvergüenza.
_ Acabo de proponerle matrimonio a Alma, así que vaya acostumbrándose a nuestros besos.
_ Hijo, piénsalo bien, hace muy poco que conoces a esta muchacha...de su familia no sabemos nada.
_ Conozco a su hermano, un hombre honrado y trabajador. Su único sueño es traer a su madre y a sus hermanas menores de la provincia.
_ Pero hijo, ella es..es ¡una negrita insignificante!_ explotó.
_ ¡Basta madre! Nos casamos el mes que viene. Este tema no se discute más, ¿está claro?
La seriedad y el enfado de Esteban asustó a doña Amparo. Nunca se había dirigido a ella de esa manera tan tajante y fría. "¡Esta provincianita lo puso en mi contra, maldita sea!".
_ Otra cosa madre, desde hoy Alma no es más su empleada, será su nuera y por lo tanto parte de la familia. Alma, nos vamos.
Dejaron a doña Amparo hirviendo de ira.
_ ¿A dónde me llevás?
_ Al Registro Civil a reservar fecha y después, de compras. Te voy a comprar todos los vestidos que te gusten de la calle Lima y uno especial para la boda.
_ ¿Y sombreros?_ la debilidad de Alma.
_ Los que quieras.
_ No perdamos tiempo, entonces, Esteban. Vamos, vamos.
La mañana transcurrió entre trámites legales, y la tarde entre sedas, encajes, zapatos, sombreros y más sombreros. Comieron, rieron y planearon una vida juntos, una vida feliz.
Alma regresó al conventillo con el corazón ligero y una mirada soñadora.
Se encontró con doña Gina que estaba lustrando un par de botas de su marido.
_¡Madonna Santa!, ¡cuántas bolsas!_ dejó el cepillo y la bota sobre un banco y se acercó a curiosear las compras.
_ Todo ésto me lo regaló mi novio. El mes que viene nos casamos.
_ ¡Figlia, te felicito!
_ Perdone doña Gina, me encantaría seguir charlando, pero estoy cansadísima...si me disculpa...
_ Bene, bene...¡Alma!_ la llamó_ Tiene visita, está parlando con mio Nicola.
Alma se quedó helada. ¿Quién sería?¿Y si era el desconocido que estaba amenazando a César?
Escuchó que alguien la llamaba, una voz conocida, entrañable.
_ ¡Jandra!,¡amiga!. ¡Que alegría!, ¿cuándo llegastes?
_ Hace unos meses.
_ ¿Y recién ahora me buscás?
_ Pasaron muchas cosas...
_ Acá vivimos con el César. El alquiler no nos mata y podemos ahorrar para traer a la máma y a las chicas. Falta poquito para tenerlas con nosotros.
_ ¡Cuanto me alegra que te vaya bien en la Capital! La Luci y yo tampoco nos podemos quejar.
_ ¿Y por qué no vino con vos?
_ Después te cuento.
Del brazo subieron hasta la habitación de los Galarza y allí, entre mate y mate, Alejandra le contó el secreto de su hermana Lucía.
_ Cuando terminé el curso de enfermería mi mamá me dio unos ahorros para que me trajera a la Luci. Vos sabes que yo me iba a venir sola para buscar trabajo en un hospital.
_ Sí, habíamos quedado que te iba a reservar una pieza en este conventillo, ¿qué pasó?
_ La lucía estaba embarazada y cuando mi viejo lo descubrió casi la mata. Disimuló el embarazo hasta el séptimo mes. La muy tonta se fajó todo ese tiempo y yo no me di cuenta, estaba tan metida en mis estudios...
_ ¿Quién es el padre?
_ El César.
_  ¡Comooo!¿El lo sabe?
_ Ella se lo dijo en la estación de Charata, cuando ustedes se estaban viniendo para la Capital.
_ Algo intuí cuando la vi llorar en el andén ese día. ¿Ya tuvo?
_ En julio, una nena. Cuando el tata se avivó la echó de casa. Mi mamá no paraba de llorar, pero el viejo es duro como una piedra, no le importó ni las lágrimas de su mujer ni de sus hijas. Esa noche durmió en el galpón abandonado que está cerca de la desmontadora, ¿te acordás? Al otro día la fui a buscar y nos tomamos el tren para la Capital. Vivimos en una casita en Avellaneda. La buena noticia es que conseguí trabajo en el hospital Fiorito.
_ Jandra, te felicito. Y mi sobrinita, ¿cómo se llama?
_ Alicia.
En ese momento llegó César.
_ Alejandra,¡que sorpresa!, ¿las asusté?_ César estaba impresionado."Maldito sea, ¿qué hace ésta acá?", pensó._ ¿Hace mucho que estás en la capital?
_ Bastante. ¿No me vas a preguntar por la Luci?
César permaneció en silencio, perturbado.
_ Veo que no. Entonces te informo que la Lucía tuvo una nena hace cuatro meses y se parece mucho a vos._ la rabia apenas le permitía expresarse.
_ Con esa historia a otra parte...yo no tengo nada que ver con esa criatura.
_ ¡Hijo de puta!_ Alejandra lo abofeteó con todas sus fuerzas.
_ Jandra, es mejor que te vayás, dejá este asunto en mis manos...todo se va a arreglar.
La acompañó hasta la calle, cuando regresó a la pieza, César estaba tomando ginebra de la botella.
_ Poniéndote en pedo no solucionás las cosas.
_ No jodas, que el horno no está para bollos.
_ Mirá, la Lucía no quiere nada de vos, y si vos decís que ese hijo no es tuyo y bueno, debe ser así.
Lo último que esperaba César de su hermana era su apoyo incondicional.
_ Nuestra única preocupación es juntar plata para traer a la máma y a las chicas, lo demás es estorbo. Quiero mucho a la Alejandra, pero ellas se pueden mantener bien, no necesitan de tu ayuda.
César respiró aliviado. Un problema menos.
_ Gracias por tu comprensión hermanita. Hoy me deslomé trabajando y encima llego a casa y me tiran este balde de agua fría. ¡Que yeta!.
Al ver a César más relajado, Alma se animó a contarle sobre su casamiento.
_ Me alegra que te cases Alma...es la mejor manera de protegerte de ese degenerado que nos espía. Voy a estar más tranquilo.¿Le dijiste al Esteban algo sobre esas notas misteriosas que recibimos?
_ ¿Estás loco? Ese es nuestro secreto.
_ Mejor, cuantos menos sepan, mejor...











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