Novelas en capítulos y cuentos cortos

jueves, 16 de abril de 2015

Camino de sangre y ... Rosas Cap 3 y 4


3

Así persistía

Cuitiño
Con su apellido de tendero gallego
Su mala fama,
Su escopeta no bendita y su degûello
La resfalosa crecía en sus venas
Y la federación por sus sombras.’’

                                                        ‘’Cuitiño’’, Jorge Luis Borges



‘’Quien diría que un pobre diablo como yo hoy estea viviendo en semejante caserón’’.Esto pensaba Ciriaco Cuitiño, brazo fuerte de la Mazorca y frío ejecutor de las órdenes más tremendas de Rosas al que le profesaba una lealtad inquebrantable.
Eran las cinco de la mañana y ya estaba en la cocina tomando unos mates amargos acompañados de unas tortas fritas recién sacadas de la sartén y untadas con ajo.A su alrededor las negras no paraban de cotillear pero él no les prestaba atención.Sus pensamientos estaban en lo sucedido la noche anterior. Rafael,su ahijado y Santa Coloma habían cumplido más que satisfactoriamente la misión que les había encomendado.Maldito Pasos,de ahora en más se cuidaría en vender libros prohibidos y sobre todo a jovencitas inescrupulosas como esa Camila O’Gorman.La próxima advertencia sería incendiarle la librería y si con eso tampoco escarmentaba...entonces,la resfalosa.
Rafael era para Cuitiño su orgullo. ’’Pensar que era un gurisito llorón con el buche vacío cuando lo encontré.Menos mal que mi vieja supo calmarlo.Que contenta se puso cuando lo dejé en sus brazos’’.
Los recuerdos comenzaron a fluir en la memoria de Ciriaco y lo transportaron veinticuatro años atrás.Apenas anochecía cuando llegó al rancho que tenía en Dolores.Doña Francisca, su madre, no podía creer que su hijo le trajera ese asombroso regalo.A pesar de su rudeza Ciriaco era cariñoso y solícito,él sabía que ese huerfanito haría feliz a su madre que estaba mucho tiempo sola y eso lo preocupaba.Ahora tenía con que entretenerse.
Entre los dos criaron al ‘’guachito’’, como lo llamaba Ciriaco.Doña Francisca se enojaba ante tal apelativo.Su nombre era Rafael como el arcángel.
_¿De dónde sacó ese nombre vieja?
_El domingo pasado en la misa lo escuché al padrecito Fermín contar una historia muy linda sobre un mozo que el ángel Rafael lo protegió en su peregrinaje.
_Si a usté le gusta que se llame Rafael no má.
Y con ese nombre lo bautizó el padre Fermín, que respetaba a Doña Francisca pero veía de mal modo a Ciriaco.Siempre lo sermoneaba instándolo a dejar el ritmo de vida que seguía y las malas companías.Le aconsejaba apartarse de la política y renunciar a la adoración que sentía por Don Juan Manuel.
_Que suerte que no le hice caso al padrecito! Mire donde estoy ahora gracias a su Excelencia y mi viejita está como una reina, reflexionó Cuitiño.
Rafael creció rodeado de afecto, siendo su padrino Ciriaco, uno de los pilares de su vida.Cuando el niño comenzó a comprender Cuitiño le contó la verdad sobre su origen.Le habló del malón que atacó a sus padres mientras se dirigían a Córdoba.Le contó que los indios ranqueles mataron a su padre y que seguramente se habían llevado cautiva a su madre.
El padre Fermín le enseñó a leer y escribir, además de contarle las hermosas historias biblicas que tanto le gustaban a Doña Francisca y que enfurecían a Cuitiño ya que para él el catecismo era cosa de mujeres y su ahijado tenía que ser un hombre duro y fuerte.También estaban los libros que habían encontrado en la carreta destrozada .En ellos Rafael se sumergía durante horas y horas.
_Otro mate don Cuitiño?, la pregunta de Jacinta lo trajo al presente.
_No, gracias.¿Sabés donde está el Rafael?
_Debe de estar durmiendo.Anoche llegó aplastao.
Cuitiño salió de la cocina, atravesó los dos patios y entró sin llamar al dormitorio de Rafael. Lo encontró sentado frente a su escritorio de caoba oscuro leyendo.
_Rafa,¿lo interrumpo?
Emuchacho dio un respingo al escuchar la voz áspera de su padrino.
_Para nada, lo dijo cerrando rápidamente el libro que estaba leyendo.Era uno de los prohibidos: ’’La Teoría Política de Rousseau’’.
_Es todo un letrao usté. ¿Qué está leyendo ahora?, preguntó Ciriaco acercándose lentamente hacia el escritorio.
_Es...es...es ‘’El ensayo histórico sobre la vida de Rosas’’, padrino, ese que publicó el italiano Pedro de Angelis. Mientras daba la explicación guardó el libro en el baúl que tenía al pié de su cama, el mismo baúl que se había salvado junto a él del malón.
_Quiere que hablemos de lo de anoche?continúo Rafael tratando de cambiar de tema porque no quería comenzar una discusión que definitivamente terminaría mal.No estaba preparado para enfrentarse a su padrino,todavía no.
_Si, cuénteme más detalles.¿Hinchó el lomo ese afrancesao de mierda?
_Se resistió, padrino, pero Santa Coloma lo amansó con unas cuantas trompadas.Cuando llegamos al callejón yo lo inmovilicé y Santa Coloma lo azotó.Cada golpe que recibía el mal nacido le desgarraba la carne haciendo que la sangre le saliera a chorros.
_Muy bien,muy bien,ansina se hace muchacho!,aplaudió enardecido Cuitiño.
_Padrino,¿usted cree que es necesario martirizar de esa forma?¿No hubiese sido suficiente advertirle seriamente que no vendiese libros prohibidos y ponerle una multa?
_Que me dice Rafael! Lo que hicimos esta muy bien hecho.Naides le puede hacer la pata ancha a su Excelencia,¿me entiende?,explotó el mazorquero,_Y ahora vaya pa’ la cocina a desayunar y dispué se me va pa’ el cuartel.
Dicho ésto se fue dando un portazo.
‘’Está caliente’’, pensó Rafael mientras se ajustaba la rastra sobre el chiripá negro con guardas grises.Se abrigó con la chaqueta roja y salió al patio.Era un día frío con un cielo plomizo.Pasó delante del aljibe no sin antes fijarse en el exquisito mármol con el que estaba construído el brocal y los bellos diseños en hierro de la alzada.Observó divertido las pequeñas tortugas que nadaban dentro del aljibe y que devoraban los insectos que caían en el agua para mantenerla limpia.
Al llegar a la cocina ya tenía servido el desayuno sobre la rústica mesa de algarrobo cubierta con un mantel blanco.Un delicioso café,bien caliente como a él le gustaba lo estaba esperando.Junto a la taza humeante estaba dispuesta una fuente con unos pastelitos de membrillo.
Al rato apareció doña Francisca,chiquita,medio encorvada,el cabello blanco arreglado en una trenza que le formaba una corona sobre la cabeza.Un poncho de suave lana de vicuña  le cubría el vestido azul que lucía esa mañana.Se sentó frente a Rafael saboreando un mate bien dulce.
_Y como anda mi muchacho hoy.Se acostó muy tarde anoche.,lo retó doña Francisca.Ella no sospechaba de que se trataban las salidas nocturnas de Rafael y Ciriaco. Vivía al margen del terror que despertaba su hijo en los ciudadanos de Buenos Aires.Hacía tiempo que no salía de la casa.Débil de salud,se dedicaba a cuidar su huerta. Jovita ,la hija de la cocinera,una jovencita achispada y observadora,la ayudaba en todos los menesteres.
_Buenos dias abuela Pancha.Anoche me acosté tarde porque tuve que hacerle una diligencia al padrino.
_Abrase visto mandar a un muchachito tan tarde por esas calles solitarias.Con los peligros que hay....
_Abuela ya soy un hombre y sé cuidarme.En cambio usted ¿por qué está levantada tan temprano? No le dijo el doctor Muñiz que tenía que descansar después del susto que nos dio la semana pasada?
_Me aburre quedarme tuito el dia en la cama m’hijo.El corazón de esta vieja va a dejar de andar cuando se le dé la gana no má._rezongó doña Francisca_Ademá tengo que regar mis begonias.Si yo no lo hago la sotreta de la Jovita no lo va hacé.
Rafael contuvo una carcajada.No era para reírse, la situación era delicada.La anciana debía hacer reposo.Su corazón debilitado por tantos años de trabajo pesado para ayudar a su hijo y mantenerlo a él le había jugado una mala pasada.’’Cuánta ropa lavó abuela,sin importar que hiciera frío o calor,que lloviera o quemara el sol,usted firme,lava que lava para que a mí no me faltara nada’’.
_Vamos doña Pancha, yo mismo la llevo a la cama y Jovita le ceba unos ricos mates que a usted tanto les gustan.Y nada de fumar esos cigarritos de chala eh?El doctor se los prohibió también._A la cama no,Rafa.Lleveme a esa sala tan bonita que tenemos.Me sienta en la mecedora que me regaló el Ciriaco y me quedo ahí quietita frente a la chimenea que Jovita seguro ya encendió los leños.Y quédese tranquilo que no voy a fumar má. Yo también me julepeé el otro día_santiguándose se dejó llevar por Rafael.
A pesar de su reciente enfermedad,doña Francisca nunca había sido tan feliz.Vivía en una casa elegante que su hijo le había alquilado a doña Mariquita Sanchez de Mendeville. Tenía tres patios colmados de rosas,narcisos ,margaritas,jazmines,begonias y una huerta donde cultivaba coles,zanahorias,cebollas y rabanitos,incluso había logrado unos zapallos ideales para la carbonada.
Mientras acariciaba el apoya-brazo de la mecedora pensaba ‘’cómo me mima m’hijo’’.Cada vez que le expresaba este sentimiento Ciriaco atinaba a darle un beso rápido pero cariñoso y desaparecía.
Y ahí estaba Rafael,el que le puso luz y ezperanza a su opaca vida rutinaria.Era Rafael el que lograba frenar la violencia de Ciriaco y por eso doña Francisca le estaría agradecida eternamente.
_Bueno, abuela, ahora me voy para el cuartel y vos Jovita cuidala bien
_Deme un beso y vayase.
_Vaya, vaya no ma’ patroncito que yo la atiendo bien a la doña-Jovita le decía ésto al tiempo que lo empujaba hacia la puerta de salida.
Rafael alcanzó a ponerse el sombrero de ala angosta rodeado por la cinta roja de la federación y a calzarse el facón. Saltó sobre el Moro, su caballo y compañero de años dirigiéndose al barrio de Montserrat.
Cuando llegó fue directo al despacho de su padrino, luego de dejar a Moro al cuidado de uno de los soldados.
_Por fin llega rafael. Siéntese.Goyo cebale unos amargos.Su Excelencia está que arde por culpa de ese periódico ¿cómo se llama?
_’’El Grito Argentino’’, le contestó Rafael tomándose un mate.
_Eso mesmo.Parece cosa e’Mandinga.Juimo a todas las casas que nos señaló la Sociedad Restauradora y no encontramos nada.Así que esta noche les vamo a requisar de nuevo las casas a esos malditos unitarios.
_Y con qué fin, padrino?,preguntó molesto Rafael.
Sin darse cuenta del tono ácido empleado por el joven Cuitiño le explicó su plan.
_Necesitamos fondos para la causa y los muchachos están molestos porque se le debe la paga de unos tres meses....
_así que le vamos a incautar sus bienes para satisfacer nuestros propósitos_continuó Rafael.
_Usté sí que me entiende. Preparese esta noche estamo’ de cacería.Y si se resisten se los degûella, faltaba ma’.Esos unitarios maricones estan tirando demasiado de la cuerda con sus reuniones secretas y sus conspiraciones.Me están buscando y me van a encontrar, carajo.
Gritó encolerizado el Coronel.
_¿Quienes nos van a acompañar en la redada? Rafael estaba resignado.No encontraba la forma de salir del atolladero en el que estaba metido. Hacia tiempo que no compartía los métodos de represión de la Mazorca ni las ideas políticas de Rosas.Se consideraba un cobarde por no tener las agallas para enfrentarse a su padrino.Sabía que si se le oponía lo destrozaría por todo el cariño que los unía.’’¡Que hago Dios, que hago!, le suplicaba durante la noche pero no obtenía respuesta.
_Nos van acompañar Santa Coloma, Troncoso, Porto y Reyes.¿Qué queré Goyo?,no ves que estoy ocupado.
Tímido, recostado en el marco de la puerta con la gorra roja dando vueltas en sus manos sucias.
_Mi Coronel, me mandan los muchachos pa’ ver si tiene alguna orden pa’ nosotro. Es que estamo’ al botón no má’.
_¿Qué hora es?
_Las diez, mi Coronel.
_Vayan pa’ Nuestra Señora del Pilar y esperan que salgan las copetudas de la misa.A las que no tengan el moño punzó se lo pegan con brea,así no ma’,sin ajco. Le gusta el encargue Goyito?le dijo ironicamente Cuitiño.
_Si...si...si señor
_Tonce vayase de una vez carajo!explotó Ciriaco. Estaba harto de estar rodeado de ineptos y holgazanes.
_Yo también me voy padrino.Nos vemos esta noche en casa.
Cuitiño se acercó a Rafael y lo abrazó.Luego el joven saludó al soldado de guardia, montó su caballo y se dirigió a la iglesia del Pilar. ’’Tengo que vigilar a esos desalmados’’
Eran cerca de las once y media cuando los fieles empezaron a aparecer en el atrio.El ánimo de distensión con el que salían se volvió denso cuando divisaron la presencia de los mazorqueros. quienes inmediatamente se mezclaron entre ellos inspeccionándolos.
De repente encontraron lo que andaban buscando.Con una sonrisa dibujada en sus rostros grotescos, se acercaron a una señorita que estaba acompañada por su sirvienta.Les había llamado la atención  su gruesa trenza, tan dorada como las espigas del trigo, pero sin la insignia federal. ’’A divertirnos’’, se relamieron los soldados.
Sujetaron a la jovencita entre dos y un tercero le desarmó el peinado tirándole con saña del cabello.Nadie las socorría, a pesar de los gritos de la mujer mayor.
Un jinete se apeó del caballo y de dos rebencazos liberó a la joven de sus captores.Estos al ver quien era no protestaron.Se volvieron cabizbajos y rabiosos.
-Perdone señorita, pero la próxima vez no olvide adornarse con la cinta punzó.Por su bien, claro.
Rafael intentó tomar uno de los rebeldes rulos rubios de Lourdes,pero ella levantó el mentón con petulancia y lo fulminó con la mirada.
-Gracias señor.Voy a tener en cuenta su consejo. Adiós.
Abrazada a Tina bajaron apresuradas las escalinatas para después correr por la calle empedrada de la Santísima Trinidad que las conducía a su casa.Doña Mercedes nunca se enteraría de lo sucedido esa mañana.
Rafael las vio alejarse y un sentimiento desconocido comenzó a gestarse en su interior,’’¿Quién sería esa niña de mirada altanera pero tan bonita como un sol?Lo iba a averiguar.


                                                                             4

¡Oh,no!¡Volverlo a ver,no importa  donde;
en remansos de cielo o en vórtice hervidor
bajo unas lunas plácidas o en un cárdeno horror!
                                                                                 
                                                                               ‘’Volverlo a ver’’, Gabriela Mistral


Un rostro de facciones delicadas dueño de una expresión de ensueño se reflejaba en el espejo del tocador,al tiempo que un rayo de sol travieso iluminaba el coqueto dormitorio de Lourdes. Era una tarde espléndida.Unas horas antes el viento del sur había barrido todos los nubarrones y aunque ésto intensificó el frío,el sol había reaparecido después de muchos días.
A través de las cortinas de encaje se erguían las buganvillas fucsias y los malvones rosados, constituyendo el marco colorido del monarca del primer patio,el viejo naranjo que Consuelo plantó siendo una niña junto al aljibe.
_¿Qué te pasa Lourdes que tenés la mirada perdida?
Tina la observaba a través del espejo sosteniendo el peine de marfil con una mano mientras que la otra le acariciaba los rizos salvajes de su indomable cabellera.
_Desde que volvimos esta mañana del Pilar te noto distraída.Pero si todavía estás temblando....
Continuó Tina preocupada por el estado anímico de su niña adorada.
_No, Tina, estoy bien.Y por favor hablá bajo.No quiero que la abuela Mercedes se entere de lo que pasó_saltó inquieta Lourdes.
_A mí me parece que no te podés sacar de la cabeza al mozo que te salvó hoy.
_¡Que tonterías estás diciendo Tina!Mirá si me voy a cordar de ese mazorquero impertinente_Lourdes le arrebató el peine y continuó arreglándose el cabello ella misma muy nerviosa.Tina se sorprendió de su reacción y comenzó a reirse.
_No dije algo gracioso como para que te rías de esa manera.
_Me parece que ese mazorquero impertinente, como vos lo llamas, te gusta un poquito.
_¡Basta Tina!,como me va gustar un truhán que le es fiel a ese tirano de Rosas.Seguro que es un sucio asesino.
_Sin embargo hoy se comportó como todo un caballero.
_Sí, no te lo puedo negar,pero de ahí a gustarme...si ni siquiera me fijé en él.
_Mentirosa._volvió a reirse Tina.
Las mejillas de Lourdes se arrebolaron y aunque quiso disimularlo no lo consiguió.
No hablaron más del tema.Tina terminó el rodete al que sujetó con dos peinetas de plata a los costados.Le dio un cariñoso beso en la frente y se retiró dejando a Lourdes sola con sus recuerdos centrados en el misterioso mazorquero.
Dos golpecitos en la puerta la hicieron brincar arrancándola de su ensoñación.
_Niña,soy yo,Lola.Le traigo un mate bien calientito como   a usté le gusta y con unas cascaritas de naranja.¿Puedo pasá?
_Entrá Lola.Humm! Si está riquísimo, gracias.
Lola era la hija de Josefa. Tenía unos meses más que Lourdes. Lola era una jovencita inocentona, distraída y muchas veces irreverente,pero eso sí,quería a Lourdes con todo su corazón.Ambas estaban unidas por un vínculo entrañable:eran hermanas de leche ya que Josefa fue la nodriza de Lourdes.
_Ay niña ¿por qué se fueron con la Tina solitas pa’ el Bajo? Si doña Mercedes se entera se va a enoja’.
_Lola, siempre escuchando detrás de las puertas.¡Cuántas veces te dije que eso no se hace!Y ojo con ir con el chisme a la abuela.
Lourdes le devolvió el mate enojada y siguió arreglándose algunos mechones que se le habían escapado del rodete.Luego se pasó manteca de cacao en los labios para darles brillo.Por último se perfumó con su fragancia preferida: esencia de jazmín con una sutil nota amaderada de ámbar.’’Delicioso’’, suspiró cerrando los ojos dejándose llevar por la combinación de aromas que le creaban un halo  que la hacían única.
Era un perfume traído de París, regalo de su tío Lorenzo. Lo pudo adquirir una vez levantado el bloqueo al Río de La Plata impuesto por el gobierno de Francia en protesta por la exigencia de Rosas de incorporar a los franceses a las fuerzas argentinas.
Tan ensimismada estaba que se sorprendió al descubrir que Lola no se había marchado.
_¿Cuál es el problema?¿Por qué me mirás de ese modo?
_Le contaron alguna vez la historia de la viuda, niña?
_¿Qué viuda?
_La viuda e’ el alma en pena de una bruja que cuando su hombre murió se volvió loca de pena y rabia,por eso decidió vengarse de todos los hombres.Cuentan que ante’ de morir hizo un trato con el diablo pa’ seguir con su venganza.Parece que mandinga la tranformó en un espetro horrible.Desde ese día los jinetes solitarios que van por el Bajo tienen miedo de que se le aparezca por el camino una mujer vestida de negro y con un velo que le tapa la cara.Y entonce’,escuche niña,escuche,la viuda se le acerca al jinete,usa su magia y el caballo se desboca en una carrera loca y se caen en un barranco.A la otra mañana se encuentran los cadáveres en medio del barro
Los ojos de Lola parecian saltárseles de las órbitas,estaba pálida y los labios le temblaban
_¡Qué tétrico lo que me contás!¿Cómo sabés todos esos cuentos?_Lourdes quedó consternada ante semejante relato.
_Mi tatita. El sabe mucho, niña.
_Si,ya veo.Bueno,pero eso ¿qué tiene que ver conmigo?
_Tiene que no vaya pa’l Bajo.Mire si se le presenta la viuda.La Virgencita nos ampare._se santiguó Lola.
_No me haría nada.Primero porque soy mujer y segundo porque no voy de noche por esos lares.Así que dejame en paz y traeme otro mate.
‘’Esta chica atolondrada’’, pensó Lourdes mientras se ajustaba el lazo de terciopelo verde oscuro que resaltaba sobre la ancha falda de su vestido lila.
De repente se quedó petrificada, ’’y si el mazorquero se animaba a recorrer esa zona peligrosa en las noches,¡ay!y si se le aparecía la viuda,¡ay!no por favor.Pero estoy demente,que me importa a mí lo que pueda pasarle a ese cerdo federal’’.
Se miró una vez más al espejo, tomó su canasta de labores y con un andar cadencioso se  dirigió a la sala donde la esperaba su abuela.