Novelas en capítulos y cuentos cortos

jueves, 27 de agosto de 2015

LA CABECITA NEGRA Cap 13

Buenos Aires, Estación Retiro


Ruidos ensordecedores. Saludos de bienvenida. Humo, mucho humo proveniente de la locomotora. Olores a frito. Vendedores ambulantes pregonando con prepotencia sus productos. Un oleaje de personas la mareó y la entusiasmó al mismo tiempo.  ¡La Capital, por fin la Capital!.
_ César, pellizcame.
_¿Qué decí vo'?
_Que me pellizqués, pué, pa' ver si esto es verdá o lo estoy soñando...¡Ayyyy!, no tan juerte bruto.
_ ¡Caminá y dejate de pavadas! Caminá rápido que si no, nos voltean_ la apuró asustado por el gentío que los empujaba y atropellaba.
Sofocados lograron dar con la salida.
_ Y ahora, ¿pa' dónde vamo'?_ los ojos de Alma revoloteaban en todas direcciones tratando de digerir el asombroso espectáculo que los rodeaba: taxis, colectivos de estridentes colores, tranvías, y personas, miles de personas...
Alma no podía apartar su mirada de las mujeres y sus atuendos. Vestidos deslumbrantes, sombreros de todo tamaño y forma, zapatos con tacones, guantes y carteras que sus dueñas lucían con extrema elegancia. "Ni bien pueda me voy a vestir como esas señoras", se prometió embelesada.
_ ¡Caminá carajo!, no te quedés ahí parada con cara de boba. Ese vendedor de diarios me dijo que tenemos que tomar el coletivo 25 para ir a La Boca. Allá está la parada. ¡Vamos!
César la tomó de la mano y la llevó a la rastra. Subieron a los empujones al colectivo. Un guarda, gordo y calvo, les entregó los boletos previo pago. Se sentaron juntos, acomodaron como pudieron los bolsos para permitir el paso de los demás pasajeros, que los miraban de reojo. El guarda tocó una campanilla y el conductor partió raudamente.
Este loco nos va a matar, maneja muy ligero, pué._ se asustó Alma.
_ Callate bruta, así se maneja en la ciudá_ la lisonjeó César dándoselas de experto.
_ Cuántos autos amontonados_ Alma no salía de su estupor _ y usté, ¿de qué se ríe don?_ El caballero inmediatamente desvió la mirada. "Cabecita negra tenía que ser", expresó indignado a su compañero.
_  Alma comportate que no me quiero trompiar con naides por tu culpa.
_ ¡Muchacho! Acá tienen que bajar_ le gritó el guarda.
Apurate Alma. Ya llegamos. Agarrá los bolsos, dale, apurate. ¿A dónde vas? ¡Se baja por adelante abombada! Dejá de soñar y prestá atención.
Alma lo siguió con el ceño fruncido. ¡Cómo odiaba que la mandonearan!
_ ¿Y ahora pa' dónde agarramo'?
_ Tenemo' que caminar derecho tres cuadras, doblar a la izquierda y en la vereda de enfrente vamo' a ver un cartel enorme con el nombre del conventillo, así me lo indicó don Marcelo.
El corazón les saltó de alegría cuando encontraron el lugar.
_La be...l..lla..Ita..li..a_ deletreó César.
Alma no salía de su asombro. Nunca había visto una casa de semejantes dimensiones. Ellos apenas tenían un rancho con dos dormitorios y una cocina.
Cuando traspasaron el portón fueron el centro de atención de un grupo de personas que se hallaban reunidas en el patio comunal. Algunos hombres tomaban mate en un rincón, debajo de un parral; una anciana encorvada, regaba unos malvones y una joven pelirroja planchaba detrás de un pilón de ropa mientras dos bribonzuelos le tiraban de la falda para llamar su atención.
Alma y César pasaron delante de una ronda de niñas que se divertían entonando una canción que les sonó extraña: "En la calle 24 hubo un asesinato, una vieja mató un gato con la punta del zapato. Pobre vieja, pobre gato, pobre punta del zapato".
Una mujer de mediana edad, enfundada en un delantal floreado se les acercó sonriendo.
_ Chao ragazzi, ¿qué andan buscando?
_ Una habitación pa' mi hermana y pa' mi, recién llegamos del Chaco.
_ Adelante, adelante, io sono Gina y soy la encargada de questo conventillo junto a mio marito Nicola...¡Nicola veni qua! Tenemos nuevos inquilinos.
Un hombre delgado y alto, dueño de un frondoso bigote, salió de uno de los cuartos que se alineaban en una galería cargada de macetas rebosantes de helechos.
_ Ellos son..._ los interrogó con la mirada.
_ César y Ama Galarza, pa' servirles
_ ¡Benvenuti!, ¿sono stanchi?...cansados?
_ Estamos reventados_ César lo único que deseaba era una cama para tirarse y dormir dos días seguidos.
Doña Gina los guió. Subieron por una escalera caracol de hierro oxidado hasta un primer piso. Su habitación estaba pegada a la de un matrimonio con seis hijos.
_ Scusi, pero es la última libre. Los bambinos son un estorbo ma los padres son buona gente. ¡Avanti, avanti!_ doña Gina abrió los postigos de una ventana, que a pesar de ser pequeña permitió que un raudal de luz iluminara las paredes empapeladas con diarios. No tenía muebles, sólo un catre con dos colchones de lana enmohecidos, sin embargo el lugar estaba limpio.
_ El baño está abajo y es compartido. Les puedo prestar un calentador para que cocinen. El alquiler mensual es de tres pesos y se paga por adelantado.
César se quitó una de las alpargatas, se bajó la media y extrajo un rollito de billetes. Le pagó sin chistar.
_ Bene, los dejo para que se acomoden.
Alma comenzó a girar entusiasmada por todo el cuarto.
_ ¡César estamo' en la capital! ¿te das cuenta? ¡en la capital! Mi sueño hecho realidá.
César no la escuchó, estaba tendido en el colchón roncando como un lirón.



domingo, 23 de agosto de 2015

LA CABECITA NEGRA Cap 12

Charata, enero de 1930

El reloj de la estación marcó las siete de una mañana despejada y calurosa.
Familias enteras se reunieron en el andén para despedir a sus seres queridos que partían hacia Buenos Aires.
Doña Antonia, bastante repuesta, y sus dos hijas, con la mirada humedecida, agitaron sus manos despidiéndose de Alma y César, dos temerarios dispuestos a enfrentarse con valentía al desconocido mundo de la Capital.
"Es maravilloso lo que estoy viviendo. Yo, la Alma Galarza, me estoy yendo pa' Buenos Aires. El traqueteo del tren me da sueño, pero no me quiero dormir, quiero disjrutar de esta sensación de libertá.
¡Ojála encuentre trabajo pronto!, tengo que juntar mucha plata pa' el tratamiento de la máma. Por suerte el César ya tiene uno.
¡Que bueno el don Marcelo! Mirá que conseguirle un puesto en ...¿dónde era?...¡ah,sí!, en una empresa de eletricidá. ¡Qué sé yo que será eso!, lo importante es que le van a pagar bien. Pobre César, siempre deslomándose por nosotras.
Desde que mataron a la Amanda es una sombra de lo que era. ¡Más jodón que él, nadie! Es cierto que a veces tenía ganas de acogotarlo, pero como nos divertíamos con sus bromas...Pa'mi que tiene algún entripado además de la muerte de Amanda y la enfermedá de la máma...pienso y pienso y no le encuentro gollete a su tristeza...¿estará enamorado sin ser correspondido?...¿y de dónde habrá sacado la plata pa' los pasajes?...¿y todos esos billetes que le dio a la máma? Presiento que tiene un secreto bien fiero,¿qué será?.
La Sofi me partió el alma, ¡cómo lloró en el andén mientras se alejaba el tren! ¡pobrecita! y...bué que le vamo' a hacer, alguna se tenía que quedar. Yo ni loca me quedaba, quiero conocer la Capital y naides me lo va a impedir. Además la Sofi es mayor que yo y es su obligación cuidar a la máma y a la Mati. ¡Que tanto, al fin, yo voy atrabajar pa' el progreso de todos!
Voy a juntar mucha plata pa' comprar una linda casita pa' la mami, con un jardín lleno de flores y muchas piezas,¡basta de vivir amontonados!...ah y un patio enorme pa' organizar bailes con las amigas porteñas que seguro voy a conocer.
La Mati va a poder ir a una escuela importante y más adelante va a estudiar pa' dotora. ¡Mi hermana la dotora!
Me priocupan sus pesadillas, espero que los yuyos que le dio doña Rosa la calme.
Y la Sofi, ojála se deje de rezar y de prenderle velas a los santos y empiece a fijarse en los muchachos. ¿A ver si se mete a monja? ¡Lo que nos faltaba!
Pero lo que más me importa es la salú de la máma, que pueda tratarse en Buenos Aires. Basta de ir hasta Villa Angela a buscarle la inselina...o cómo se llame eso que hay que inyetarle. La Sofi tiene el culo cuadrado de tanto viajar en ese coletivo destartalado. Este don Isaac es más tacaño...no es capaz de poner asientos como la gente, son duros como la piedra.
Ojála que el médico que nos recomendó el dotor Salvador la pueda atender. Sí, claro que sí, ¿por qué no?, tené que ser otimista Alma, ese dotor la va a curar.¡Sí señor! ¡Cómo la quiero viejita!
¿Dónde quedará el Hospital Fiorito? No me priocupo porque el César tiene la direción y también tiene la direción del conventillo,¿qué será eso?, ya veremos...
¡Cómo se mueve este tren! Entre los nervios que tengo, el ruido que me hacen las tripas del hambre y los ronquidos del César, ¡no puedo pegar un ojo!,
¿Cuánto faltará pa' llegar? ¡Ay Virgencita de Itatí, ayudanos!
La Jandra y la Salomé me contaron que los porteños se burlan de nosotros, los provincianos,nos toman el pelo...¿cóme me dijieron que nos decían?..ah..cabecitas negra.
Dios quiera que la Jandra viaje pronto pa' Buenos Aires pa' que no me sienta tan sola. Si será inteligente mi amiga que dentro de unos meses termina el curso de enfermería en Las Breñas y se viene pa' la capital a probar suerte como nosotros.
La Lucía estaba rara. Tenía los ojos rojos como tomate. Pa'mi que estuvo llorando por el César y él, ni bola le dio.¿De que habrán hablado tanto antes de que el César se subiera al tren? Parecía que se estaban peliando. Si la Lucía sufre por el César,¡que se joda!, ella sabe muy bien que mi hermano tontea con todas las mocitas y con ninguna se acollara. ¿¡No estará embarazada!? ¡A la mierda con la Lucía! Si está preñada que se joda por puta. Su vieja, tan santa que se hace, ¿no le dijo que no tiene que abrirse de piernas?
Y bué, por suerte nos juimos, que la Lucía se arregle si tiene el buche lleno, el César tiene otros asuntos más importantes.
¡Cómo duerme este César! Lo voy a dispertar pa' que me compre un sanguche de salame al pibe que de vez en cuando pasa con una canasta."
_¡César!, dispertate, tengo un hambre que me muero_ lo codeó con fuerza hasta que lo hizo saltar.
_ ¡Pará loca!, ¿qué te pasa?
_ Comprame algo pa' comer. ¡No escuchas como me chillan las tripas? Dale, no seas amarrete.
Desganado, César fue a buscar al chico de la canasta.
Alma, satisfecha, volvió a sumergirse en sus pensamientos, mientras aguardaba ansiosa su sandwich de salame.