Novelas en capítulos y cuentos cortos

miércoles, 10 de febrero de 2016

CAMINO DE SANGRE Y...ROSAS, Cap 16

"¡Oh dueña mía! ¡Ten piedad de este esclavo tuyo,
 vencido por tus ojos,
 muerto por tu carne!
 Desde que apareciste he perdido la tranquilidad". (Las mil y una noches)


Todos sus sentidos se rebelaron cuando se apartó del cuerpo cálido de Lourdes, pero debía ir al encuentro del padre Fermín. Necesitaba los consejos sabios de su maestro. No era un necio, sabía que duros desafíos se alzarían en su camino.
_ ¡Hijo!,¡que alegría verte!...¿qué te trae por estos pagos? _ grande fue la sorpresa del cura ante la presencia de Rafael.
_ Buenas y santas, padrecito. Necesito de sus consejos.
_ Me honras con tu pedido, hijo. Hoy en día los jóvenes desestiman a los ancianos y sobre todo si visten sotana _ se rió.
_ No diga eso padre Fermín, usted sabe cuanto lo respeto.
_ Sí, hijo, si. Doña Francisca tuvo mucho que ver en eso. Pero dime, ¿cómo anda la buena señora?
_ Su corazón se le ha puesto haragán. El doctor Muñíz le diagnosticó insuficiencia coronaria.
_ Pobre Francisca. Tú sabes el motivo por el que no la visito con frecuencia.
_ Por mi padrino _ dijo bajando la mirada.
_ Así es. No me gustaría cruzarlo. No me tolera y, Dios me perdone, ese sentimiento es mutuo. Rafael, tú deberías alejarte de su influencia. Yo sé de tu cariño por él pero Ciriaco terminará mal, te lo garantizo. Y lo mismo te espera a ti si continúas enredado con la Mazorca _ lo regañó.
_ Precisamente de ese asunto quería su consejo. Estoy harto de vivir metido dentro de tanta violencia, salpicado de sangre, muchas veces inocente, y cargando en mi espalda la muerte de tantos enemigos políticos.
_ ¡Bravo!_ exclamó con entusiasmo el cura.
_ No fue fácil  romper con ese círculo por el cariño, que usted bien dijo, siento por el padrino. Además no quiero preocupar a mamita Pancha. Últimamente está muy débil la pobrecita. Pero ya no puedo más, ¡me niego a continuar asesinando a mansalva! Y sobre todo ahora que he conocido al amor de mi vida.
_ Bendito sea ese amor que te ha hecho cambiar de rumbo. ¿Quién es ella, hijo? _ preguntó emocionado por la confesión del muchacho.
_ Se llama Lourdes, Lourdes Aguirrezabala. Ella es todo para mí, padre. Parece frágil, pero nunca conocí a una mujer con tanto coraje. Queremos que nos case.
_ ¡Que felíz me haces hijo! Pero dime, me imagino que le habrás contado la verdad a Lourdes...
_ ¿Qué verdad? _ se desentendió
_ No te hagas el tonto. ¿Le confesaste cómo fue tu vida antes de conocerla?, ¡que torturaste!, ¡que mataste! _ se exasperó.
Rafael enmudeció, inclinó la cabeza y se tapó los ojos con las manos.
_ No, padre _ respondió en un murmullo.
_ Pero muchacho... _ el cura estaba consternado.
_ Le mentí, le dije que no estaba involucrado con la Mazorca, que me mantenía al margen de las cuestiones políticas _ Rafael estaba desconsolado.
_ Tienes que sincerarte con ella ahora mismo, antes de la ceremonia nupcial _ dijo categórico.
_ ¡Nunca! Si lo hago, la pierdo y si la pierdo, me muero _ se desesperó.
_ Reflexiona Rafa, no puedes comenzar un matrimonio con una mentira.
_ Primero nos casa y después...
_ Después nada...¡ahora! _ se empecinó el cura.
_ Mire padre, ella lo es todo para mí, por ella elegí traicionar al padrino...
_ ¡Traicionar un carajo! Dí mejor que te has dado cuenta del valor que tiene la vida del prójimo... _ estalló.
_ Por favor, cásenos. Prometo que le diré la verdad, no esta noche, sino antes de huir a Chile. Regáleme la oportunidad de ser un hombre nuevo y sólo lo lograré con Lourdes a mi lado _ le rogó abrumado.
_ Está bien, no estoy convencido, pero está bien _ aceptó a regañadientes _ ¿Dónde la has dejado?_ se interesó.
_ En la casita que perteneció a mamá Pancha _ respondió aliviado ante el cambio de actitud del sacerdote.
_ ¿Qué esperas? Vamos para allá, no la hagamos esperar. Y cambia esa cara de cordero degollado.
Una idea turbó los pensamientos del cura, "Ciriaco es vengativo y conociéndolo, sé que Lourdes está en grave peligro. ¡Dios los ampare!", meditó preocupado.
De camino al rancho conversaron de manera distendida. Rafael le refirió la treta que le tendió a su padrino para poder huir y como éste había amenazado a Lourdes. "Es evidente que la cosa está que arde", pensó Fermín mientras pateaba distraído las piedritas del sendero.
_ ¡Lourdes! _ la llamó Rafael cuando estaban llegando.
Ella salió a recibirlos con la felicidad pintada en el rostro. Fermín se conmovió al verla.
_ Padre Fermín, que gusto conocerlo.
_ El gusto es mío, querida. Estoy seguro que juntos sacaremos bueno a este tarambana _ y con afecto le palmeó la espalda a Rafael.
_ No diga eso padre que la va a asustar.
_ Entremos y cebo unos mates, ¿gusta padre?
_ Por supuesto hija, los amargos son mi debilidad.
Pasaron la tarde entre anécdotas, novedades de la capital y empanadas de humita.
Lourdes le confió al clérigo su angustia por la suerte de su tío Lorenzo y él la tranquilizó infundiéndole esperanza.
Acordaron que la boda se realizaría esa misma noche, después de la misa vespertina. "El Chinito será el monaguillo; el sacristán y su mujer, los testigos. Todos de confianza", les aseguró Fermín

Planearon también el escape. Acordaron que pasados unos pocos días partirían hacia la provincia de San Luis y de allí a Malagüe. Atravesarían Mendoza para luego cruzar a Chile. Era un viaje arriesgado con el agregado de no poseer salvoconductos, pero Mercedes les había dado el nombre de un conocido que los ayudaría sin hacer preguntas indiscretas. Tendrían que ser sumamente cuidadosos. Cuanto antes se fueran, mejor. Era imprescindible no levantar sospechas en el pueblo. Los espías de la Mazorca, como buitres carroñeros, vigilaban agazapados en todos los rincones.


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