Novelas en capítulos y cuentos cortos

sábado, 5 de marzo de 2016

CAMINO DE SANGRE Y...ROSAS, Cap 27

"Queda prohibido no sonreír a los problemas,
 no luchar por lo que quieres,
 abandonarlo todo por miedo,
 no convertir en realidad tus sueños".  Pablo Neruda



Hacía tiempo que Mercedes no se sentía tan feliz y serena. Los desgraciados sucesos que embistieron contra su familia la habían devastado, sin embargo ahora, la vida de sus seres queridos tomaba un cauce seguro.
Lourdes, reconciliada con Rafael.
Lorenzo, a salvo en Montevideo.
Sentada bajo la sombra del naranjo, recordó la emoción de su nieta al recibir el mensaje de Rafael. Lo trajo Jacinto, el lechero, una mañana lluviosa.
"Mi dulce amor, no temas, Jacinto es un mulato de mi confianza, no nos traicionará. Estos días terribles y de incertidumbre sólo los he atravesado por la fuerza del gran amor que siento por ti. Jamás fue mi intención engañarte...tuve miedo, un miedo espantoso a perderte. Gracias a ti soy otro. Estoy dispuesto a enfrentar cualquier riesgo con tal de tenerte a mi lado. Perdóname Lourdes, mi vida no tiene sentido sin ti. Pondré todo de mí para rescatar a tu tío. Ya tengo pensado el plan para rescatarlo; espero contar con la ayuda de un amigo. A don Lorenzo lo tienen prisionero en Santos Lugares. Si bien es un lugar con una estricta vigilancia, confío en mi astucia para liberarlo. Tú también confía en mí, ya verás, todo saldrá bien. Una vez que logremos escapar del cuartel, nos esconderemos un par de días en la casa del señor Atkinson, tu abuela lo conoce. Él se va a encargar de contratar el medio de transporte para una evasión segura. Resuelto este escollo, Jacinto te acercará otro mensaje proponiéndote el lugar y el día para encontrarnos. Ansío tu perdón. Tuyo, Rafael".
Desde ese momento, Mercedes vivió sobre ascuas; y Lourdes, entre la ensoñación y el temor.
Finalmente recibieron la noticia tan esperada.
"Pasadas las dos de la madrugada, una pequeña balandra puso rumbo a Montevideo sin contratiempos a don Lorenzo. Él se encuentra bien a pesar de haber llegado a la casa del señor Atkinson débil y con fiebre. El doctor Fernández obró el milagro. Don Lorenzo es un hombre de una fortaleza admirable y de una voluntad inquebrantable...bueno, tú ya lo sabes. Te manda un beso enorme y otro para su queridísima hermana, así llamó él a doña Mercedes. No se preocupen, don Lorenzo está recuperado y con férreas intenciones de luchar contra el régimen rosista. Estoy feliz por haber podido cumplir mi promesa: tu tío está a salvo. Ahora es nuestro turno. Mañana, a media noche, pasaré por tu casa. Nos debemos una charla. Te amo, Rafael".
Mercedes respiró tranquila, su hermano estaba seguro en la orilla vecina. Seguramente nunca se enteraría del calvario sufrido por Lorenzo en "La Crujía", pero lo que se imaginaba le provocaba una inmensa angustia.
"Las circunstancias de la vida pueden derribarme, pero nunca aniquilarme. El futuro se abre prometedor. Debo seguir en pie por Lourdes, ella me necesita", reflexionó decidida.
Aguardó con impaciencia el encuentro de los jóvenes.
Tina estaba desesperada por verlo y revelarle que era su madre. Deseaba abrazarlo, besarlo, expresarle su amor tantos años guardado en su corazón destrozado.
La noche señalada llegó. Lourdes se paseaba nerviosa a través del patio. "No viene, no viene...¿le habrá pasado algo malo?, ¿Cuitiño lo habrá descubierto? ¡Ay Dios mío, ayúdanos!".
En ese momento escuchó el trote de un caballo. "Moro", pensó anhelante. El chirrido de la puerta de rejas le anunció su llegada. Era él, su Rafa. Corrió y se arrojó en sus brazos.
Los besos surgieron con frenesí. Lourdes logró apartarse para comprobar que no estuviese herido.
_ ¿Estás bien Rafa? Estaba tan preocupada...
_ Estoy bien y don Lorenzo, también. Ahora mismo debe estar en la casa del General Lavalleja que gentilmente lo ha hospedado en Montevideo.
_ Gracias, muchas gracias. Has arriesgado tu vida y aún la sigues arriesgando. Si tu padrino llegara a sospechar... _ sollozó.
_ No debes agradecerme, lo hice por ti, para ser digno de tu perdón y de tu amor.
_ Te amo, nunca dejé de hacerlo.  Empecemos de nuevo Rafa, sin mentiras ni traiciones.
Se dejaron llevar por el fuego de la pasión, sedientos de caricias y besos...nada importaba, sólo ellos.
Saciados el uno del otro y con el espíritu exultante, se dispusieron a enfrentar los nubarrones que amenazaban su felicidad.
_ La abuela quiere hablarnos y Tina está ansiosa por verte _ le dijo aún abrazada a él.
_ ¿Tina?, ¿por qué? _ se intrigó.
_ Ella ya te lo explicará _ contestó divertida.
Mercedes los esperaba ansiosa en el salón.
_ ¿Se han reconciliado, verdad?_ se sentía feliz por ellos.
_ Sí abuela, no permitiremos que nos separen.
_ ¡Así se habla! Vengan, siéntense a mi lado, tenemos que preparar la huida. Rafael, bien sabes que tu padrino es un peligro latente para ustedes. Victoria Reynafé, una amiga incondicional, me ayudará a confeccionar un itinerario de Buenos Aires a Bolivia. El río no es una vía de escape segura. Gracias a Dios Lorenzo pudo cruzarlo sin contratiempos. Pero justamente hoy me notificaron que Rosas mandó reforzar la vigilancia en toda la costa. No podemos correr riesgos. Bolivia es lo más acertado.
_ Estoy de acuerdo con usted _ Rafael se impresionó del ímpetu que mostraba Mercedes, para él siempre fue una mujer frágil a la que se debía proteger.
_ Cuento con muchos contactos a lo largo de todo el recorrido que deberán hacer hasta Bolivia. En sus hogares podrán esconderse y reponer fuerzas. Con Victoria trazaremos una ruta de escape.
_ ¿Victoria saldrá de su encierro? _ se asombró Lourdes.
Desde la ejecución de sus hermanos, acusados de asesinar a Facundo Quiroga, caudillo de La Rioja, Victoria vivía confinada en su casona. Sólo aceptaba la compañía de Pedro Caminos, su eterno enamorado.
Su círculo social la aisló por el supuesto delito de sus hermanos menores. Mercedes permaneció fiel a la amistad que la unía a Victoria, una mujer de espíritu combativo y alma generosa.
_ Por supuesto, Victoria sabe lo que significa ser perseguido y acorralado injustamente. Ella lo ha vivido en carne propia. ¡Victoria, mi querida amiga!
_ Abuela, que sería de mí sin usted _ y como lo hacía de niña se arrojó en sus brazos llenándola de besos.
_ Bonita, que sería de mí sin ti. Pero bueno, además es imprescindible que cuenten con pases, serán falsos, naturalmente. Son muchos los kilómetros que tendrán que recorrer y muchos los peligros que tendrán que sortear. Eso también lo tengo resuelto.
_ ¿Cómo lo hizo? _ Rafael estaba impresionado, "¿de dónde salió esta mujer? Su astucia me asombra".
_ Me entrevisté con el General Prudencio y no tiene inconvenientes en facilitármelos.
_ ¿El General Prudencio?, ¿el hermano de Rosas? ¿Por qué se arriesgó de esa manera? _ se alteró Rafael.
Mercedes le quitó importancia riéndose con ganas.
_ Con Prudencio nos conocemos desde la infancia. Fuimos, como les diré...casi novios, él haría cualquier cosa por mí...¡y lo ha hecho!. Tienen sus pases.
_ Doña Mercedes, usted es increíble. ¿Cuál es mi papel en su plan?
_ Además de proteger a Lourdes, debes disimular. Cuitiño no debe tener la menor sospecha. Lo más sensato es que no vuelvan a verse hasta el momento de partir.
_ Tiene razón doña Mercedes, se me rompe el corazón pero es lo mejor para la seguridad de todos _ Rafael y Lordes permanecían tomados de la mano.
_ Antes que te retires, Tina desea mantener una conversación contigo. Voy a buscarla.
Rafael estaba perplejo. ¿De que querría hablar con él una mujer que apenas conocía?, ¿cuál era la urgencia?


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