Novelas en capítulos y cuentos cortos

sábado, 12 de marzo de 2016

CAMINO DE SANGRE Y...ROSAS, Cap 30

"...porque la cara de la muerte es verde,
 y la mirada de la muerte es verde,
 con la aguda humedad de una hoja de violeta
 y su grave color de invierno exasperado..."     Pablo Neruda


La enfermedad de doña Francisca empeoró de forma alarmante durante la primavera. Ciriaco y Rafael compartían una profunda tristeza, el temor a perder a la viejita aguerrida que siempre veló por ellos.
Se acercaba la Navidad. El clima festivo puso un paréntesis a los enfrentamientos políticos que se vivían en la ciudad, aunque la angustia por los parientes exiliados se agudizaba, y el odio crecía. Perdón y reconciliación, dos sentimientos ausentes en el corazón de los argentinos.
Fue doña Francisca la que insistió para que Jovita, la negra dicharachera, con la ayuda de los demás sirvientes, engalanara la casona con adornos navideños. Armaron un pequeño abeto en la sala de recibo junto al clavicordio y a la izquierda del arpa. Lo embellecieron con manzanas rojas; en sus ramas, colocaron velas aromáticas. Al pie del árbol, se dispuso un exquisito pesebre de colorida cerámica. Siempre bajo la atenta mirada de la anciana.
Una vez dispuesto todo según su agrado, regresó a su dormitorio para continuar con el reposo indicado por su médico, últimamente se agitaba por nada.
Jovita le preparó un té de tilo y se lo acercó a la cama.
_ Vos siempre tan considerada con esta pobre vieja. Me tomo el té y te vas a descansar, la siesta es sagrada. Hoy no te di ni un minuto de descanso, ¡pobrecita!.
_ ¡Que alegre está casa!, ¿no doñita?
_ Muy alegre...lástima que esta sea mi última Navidad _ su voz se quebró.
_ No diga eso,doña Pancha, me asusta cuando habla así _ Jovita se santiguó tres veces seguidas para ahuyentar a la Parca.
_ No tengás miedo ni esteas triste. Que mejor fecha pa' morir que el cumpleaños de Jesús_ le respondió sonriendo.
En ese momento, Rafael se presentó en el dormitorio simulando enojo.
_ Jovita, te advertí que mamita Pancha debe descansar. Si habla mucho, se sofoca...le cuesta respirar. _ le aclaró al ver su gesto de desconcierto.
_ No la retés Rafa, soy yo la culpable _  bebió el té y Jovita se retiró malhumorada por la reprimenda.
_ Ahora quiero que duerma. Es una orden.
Rafael la besó con ternura en la frente, pero cuando se alejaba de la cama, doña Francisaca lo retuvo.
_ Quedate un ratito conmigo, por favor.
_ Si me promete que va a quedarse calladita.
_ Llevate lejos de Buenos Aires a la Lourdes. No sé por que volvieron, pero tienen que marcharse antes de que sea tarde _ le costaba respirar _ ¿Están juntos entuavía? ¿Se siguen queriendo?
_ Cálmese viejita, no se altere. Sí, nos queremos más que nunca y tenemos planeado abandonar Buenos Aires el día de Navidad. Lo único que me duele es dejarla a usted._ se estremeció.
_ Por mí no te priocupés, soy una vieja enferma a la que le quedan pocos días...Sí, si, no me hagás callar. Deseo que haiga un lugar en el la Lourdes y vos puedan ser felices. Seré inorante, no ciega. Quiero al Ciriaco, pero cuando la violencia lo enloquece...Tengo miedo por vos Rafa, tengo miedo de que te pase algo malo. Conozco al Ciriaco y sé de lo que es capaz cuando se enjurece. ¡Prometeme que te la vas a llevar lejos! ¡Prometémelo!_ se exaltó.
_ Se lo prometo viejita, se lo juro...Y ahora duerma un poco, va a ver como todo se soluciona...duerma viejita, duerma...
Rafael permaneció a su lado sujetando con cariño una mano curtida por los años y el trabajo pesado, una mano que le prodigó caricias y coscorrones, la mano de su mamita Pancha.
Enjuta, de una tez morena abarrotada de arrugas; ojos vivarachos, ahora velados por cataratas; inquieta y astuta. Una luchadora que dio batalla a un destino plagado de sacrificios, humillaciones y privaciones.
"Mamita Pancha, que ese Dios en el que tanto confía, la lleve en sus alas hasta un vergel de paz y felicidad", rogó Rafael. Con ojos humedecidos abandonó el dormitorio. En el pasillo se topó con Cuitiño.
_ Rafael, el doctor Muñiz me dijo que no hay nada que hacer. La vieja se me muere no ma' _ estaba desolado.
_ Animo padrino, debemos ser fuertes, ella no merece nuestra debilidad.
_ Pobrecita, se deslomó lavando ropa ajena y ahora que puedo darle comodidades se me va. ¡Mire que jui bruto con ella! Cuantas veces le grité y ella nunca me retrucó _ la conciencia lo aguijoneaba.
_ No se torture padrino. Usted es lo más importante para ella. Lo quiere y lo comprende como nadie. Venga, vamos a la cocina a tomarnos una ginebrita, nos va a caer bien a los dos.
Esa fue la última vez que compartieron una bebida, la última vez que se consolaron mutuamente, el último instante de armonía.



jueves, 10 de marzo de 2016

CAMINO DE SANGRE Y...ROSAS, Cap 29

"Se apoderaron de mí ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad,
 y sólo veía tiranos que se oponían a que el hombre fuese, fuese a donde fuese, 
 no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido".
 Manuel Belgrano



El potente gong del reloj de pie que enjoyaba la sala, dio las cinco de la tarde. Las amigas entrañables urdían la fuga de los enamorados. Se las veía relajadas, gozando del proyecto que las unía.
Mercedes y Victoria, dos mujeres marcadas por el sufrimiento pero empecinadas en la lucha por sus convicciones. Juraron que ningún hombre les volvería a imponer procederes de vida o atropellarlas con imposiciones, ellas eran independientes.
A pesar de rondar ambas los sesenta, irradiaban belleza, vitalidad y la energía de una quinceañera. Sus ojos mantenían la chispa de una primavera eterna. Sus arrugas, apenas perceptibles, no delataban vejez sino sabiduría y experiencia.
Conversaban animadas, tratando de armar un rompecabezas que tendría como resultado final, la libertad.
Lola, en silencio, les cebaba mate con hojitas de menta y endulzados con miel.
_ ¿Qué noticias tienes de tu hermano Mecha? _ se interesó Victoria con su característica voz rasposa.
_ A salvo en Montevideo. Espero que pronto pueda escribirme.
_ Claro que sí, querida. Gracias a la red que tejió la Logia Unitaria, hoy podemos estar al tanto de nuestros afectos que se vieron obligados a exiliarse _ lo expresó con enojo y  nostalgia._ Tú tienes la alegría de saberlo a salvo, en cambio yo...
_ ¡Ay Victoria!, ya no llores, has hecho todo lo posible por tu hermano Francisco. El siguió el camino que creyó justo. Murió con hidalguía. Prefirió la muerte antes que entregarse al escarnio del enemigo.
Francisco Reynafé, acusado por Rosas de asesinar a Facundo Quiroga, caudillo de La Rioja, logró escapar aunque no sus otros tres hermanos, que fueron juzgados y colgados en la Plaza Mayor.
_ Pero Mecha, cuando pienso que se arrojó a las aguas del Paraná y sin saber nadar...¡que muerte, Dios mío! Odio a Rosas, ¡como lo odio! Lo maldigo mil veces a él y a López que traicionó a mis hermanos abandonándolos a sus suerte.
Estanislao López, caudillo de la provincia de Santa Fe, temiendo que Rosas lo involucrara en el atentado contra Quiroga entregó a los Reynafé, amigos y aliados, desentendiéndose cobardemente del conflicto.
_ Llegará el momento en que esos malparidos recibirán el castigo que se merecen. Lola, deja ya esos mates y tráenos el licor de naranjas que está en el aparador. Necesitamos algo fuerte _ se exasperó Mercedes.
_ Tú y Pedro han sido mis bastiones, sin ustedes no sé que habría sido de mí.
_ Pedro es un tesoro y te quiere incondicionalmente. No entiendo porque no te has casado con él. ¿Cuántas veces te lo ha pedido? _ se rió buscando aflojar la tensión.
_ Cientos, desde nuestra juventud que viene insistiendo, pero no, nuestro tiempo ha pasado...
_ ¡Tonterías! Ábrete a la felicidad Vicky y haz feliz a ese pobre hombre que te adora. Y ahora, toma ese licor que es una delicia, lo ha hecho Tomasa. ¡Hummm!, esto nos levantará el espíritu _ Continuemos. Así que el mejor día para que salgan de Buenos Aires es el veinticinco de diciembre porque...
_ Porque las calles estarán desiertas. Todos estarán durmiendo luego de una abundante cena de Noche Buena y...
_ Y por haber asistido a la misa de Gallo, claro. Además la mayoría de los mazorqueros estarán tirados con una "flor de tranca", desatendiendo la vigilancia.
_ ¡Mecha!_ festejó Victoria_ ¡que vocabulario es ese!
_ Así me gusta verte Victoria. La risa te sienta bien
_ Bueno, bueno, sigamos. De Buenos Aires irán San Pedro. Fray Cayetano los puede albergar unos días en el convento. Desde allí a Córdoba. Clara, ¿te acuerdas?, la novia de mi pobre Francisco, se ha ofrecido generosamente a hospedarlos. Clara siempre le fue fiel a Francisco.
_ Tu hermana María Teresa, ¿nos ayudará? _ interpuso rápidamente Mercedes para evitar caer nuevamente en el tema del hermano fallecido.
_ No lo dudes. Ella y Froilán los esperan en Sinsacate. Luego Lourdes y Rafael podrán llegar hasta La Domada, en donde mi hermana Catalina tiene una finca alejada del control federal. Allí estarán seguros.
_ Ya que estarán en Catamarca podrán continuar hasta Ipizca. Eulalia estará más que dispuesta a darnos una mano. Tú sabes como es.
_ Una guerrera. No hay quien se le oponga. ¡Que paciencia tiene José Domingo! Eso sí, es una madraza, sus siete hijos la adoran.
_ Te apuesto que un día de estos encabezará una revolución _ profetizó Mercedes.
 Lo que ni Mercedes ni Victoria imaginaban era que Eulalia efectivamente encabezaría en 1862 una revuelta que sería conocida como "La Revolución de las Mujeres".
_ Y hablando de mujeres de carácter, ¿sabes algo de Macacha? _ Victoria se refería a la hermana de Martín Miguel Güemes, militar que al mando de sus gauchos cumplió una destacada labor en la guerra de la Independencia.
_ Estamos algo distanciadas. Quiero mucho a Macacha, pero nuestras ideas políticas nos separan. Ella defiende con ferocidad los principios de la Federación.
_ Es increíble la forma en que ayudó a Martín en la guerra.
_ Recuerdas aquella vez que estando Macacha al mando de un destacamento que debía defender la frontera de los realistas, los gauchos comienzan a retroceder ante el enemigo y ella les grita desaforada: "Cobardes, vean como pelean las mujeres en mi tierra", empuña una lanza y a todo galope se enfrenta a las tropas realistas. ¡Que temeraria!
_ Macacha, como yo, sufrió muchísimo con la muerte de su hermano
_ ¡Cuanto padeció antes de morir!
_ Y ella a su lado, asistiéndolo. Le escribiré y haz tú lo mismo Mecha.
_ Lo haré. Entre nosotras la distancia nunca fue un obstáculo para fomentar la amistad, una amistad que es fuente de consuelo. En estos tiempos turbulentos, las mujeres que luchamos contra la insensatez y la soberbia de los gobernantes que se niegan a escuchar la voz de la oposición, debemos estar más unidas que nunca para hacerles comprender que sólo el diálogo y la renuncia a los propios intereses podrá hacer de esta tierra una Patria Soberana, digna herencia para nuestros jóvenes.
_ Por eso mismo estamos tratando de poner a salvo a esta pareja, que se enfrenta a un poder político opresivo que pisotea los derechos del hombre.
Y así, entre mates, licores, risas y algún que otro llanto, continuaron planificando y casi sin darse cuenta, dibujaron un mapa de mujeres valientes y audaces, dispuestas a entregarse en cuerpo y alma a sus ideales. Mujeres que amaron a sus hombres, muchas veces pagando un alto costo del que nunca se arrepintieron. Mujeres rebeldes que buscaron su lugar en una sociedad pacata, rompiendo reglas y costumbres puritanas. Mujeres con alma de Patria.


martes, 8 de marzo de 2016

CAMINO DE SANGRE Y...ROSAS, Cap 28

"Grande es siempre el amor maternal, pero toca en lo sublime
 cuando se mezcla con la admiración por el hijo amado".  Angel Ganivet

Cuando Mercedes le comunicó a Tina que Rafael la esperaba en el salón, se paralizó. Miedo y felicidad se conjugaron impidiéndole reaccionar.
_ Tina, ve, tu hijo te espera _ la animó Mercedes.
_ No sé que decirle.
_ La verdad.
_ ¿Y si estamos equivocadas y no es mi hijo? ¿Y si me rechaza? _ temió.
_ ¿Por qué piensas tales cosas? Es tu hijo y te amará, estoy segura _ un apretón de manos le transmitió la fuerza que Tina necesitaba en ese momento crítico _ Ve, no lo hagas esperar.
Atravesó los patios con el corazón en un puño. "Mi hijo, mi hijo", repetía emocionada.
Cuando lo vio se le llenaron los ojos de lágrimas. Tantos años de búsqueda inútil, tanto dolor...sin embargo su esperanza del reencuentro nunca murió.
Él, desconcertado por la actitud de la mujer, se le acercó.
_ Buenas noches Tina. Me ha dicho doña Mercedes que tiene algo importante que decirme.
_ Mejor los dejo solos _ Lourdes intentó escapar para darles intimidad.
_ No Lourdes, quédate por favor _ le suplicó Tina.
"¿Cuál será la reacción de mi muchacho?, ¿me creerá?, ¿será realmente él, mi hijo perdido hace tantos años?", pensó nerviosa.
Frotó las palmas de sus manos en los pliegues de la pollera para secar el sudor. Un torbellino de emociones le impedía comenzar su relato.
Lourdes la acompañó hasta uno de los sillones. Los tres se acomodaron tensionados; los sentidos, expectantes. 
Con voz muy baja comenzó su historia. Su mirada fija en el semblante de Rafael, midiendo sus reacciones.
_ Años atrás Pedro, mi marido; mi hijito recién nacido y yo emprendimos un viaje hacia un pueblito enclavado entre las fronteras de Córdoba y Buenos Aires. Eramos tan felices, por fin se hacía realidad el sueño de Pedro...tendría su escuela. Era maestro, ¿sabes? y adoraba enseñar. Todavía recuerdo su entusiasmo al cargar en la carreta que nos trasladaría a nuestro destino, aquel inmenso baúl repleto de libros. La frase preferida de Pedro era: "La lectura hace al hombre completo; lo conversación lo hace ágil...
_ el escribir lo hace preciso", Francis Bacon _ Rafael terminó perplejo. "¿Qué trata de decirme esta mujer? ¿Un baúl repleto de libros?".
_ ¿La conoces, verdad? Mi marido tenía la costumbre de estamparla en la primer página de todos sus libros _ le dijo atreviéndose a tomarle una mano.
Rafael comenzó a vislumbrar una verdad velada que poco a poco asomaba a la luz.
_ Pero ese viaje esperado y soñado se truncó inesperadamente. Fuimos atacados por un malón de indios ranqueles. A Pedro lo mataron, yo fui tomada cautiva y nunca supe sobre la suerte de mi hijito hasta que... Lourdes me contó sobre tus orígenes...todo coincide, las fechas, tus años, las circunstancias en que te encontró Cuitiño..._ lo miró con esperanza, ¡tenía que ser su hijo!
_ Un baúl como el que usted describe lo tengo en mi poder junto con los libros enmarcados por esa dichosa frase...Entonces usted es..
_ ¡Tu madre! _ Tina lo abrazó, lo apretó contra su pecho con desesperación. Había recuperado su preciado tesoro durante tanto tiempo extraviado.
_ ¡Madre!, pensé que había muerto, eso fue lo que me contó mi padrino _ Rafael estaba desconcertado y conmocionado a la vez. Semejante sorpresa jamás la soñó.
Ambos lloraban y reían. Lourdes los observaba compartiendo la misma emoción.
_ La esperanza de encontrarte fue lo que me mantuvo viva durante mi cautiverio. Y cuando finalmente me liberaron, inicié una búsqueda a ciegas. No tenía idea por donde comenzar, igualmente indagué en los cuarteles, en la Casa de niños expósitos...nada. Me atormentaba pensar que hubieras sido también víctima de los indios...pero no, hoy te tengo en mis brazos, un hombre digno y valiente.
_ He cometido muchos errores madre, de los que me avergüenzo _ dijo esquivando la mirada escrutadora de su madre.
_ Todos los cometemos, la grandeza está en el arrepentimiento y tú te has arrepentido _ lo besó en la frente.
_ Madre, tanta felicidad me supera, ¿qué más podría pedir a la vida? En un mismo día me ha devuelto a mi madre y a la mujer de mi vida.
_ El nombre que elegimos tu padre y yo para ti fue Miguel, sin embargo Rafael es igual de bello. En algo hemos coincidido con Cuitiño, hemos elegido nombres de ángeles.
_ En realidad fue mamita Pancha la que eligió el nombre. Ella siempre cuidó de mí.
_ Pues entonces a ella mi sincero agradecimiento.
Tina y Rafael se fundieron en un cálido abrazo, un abrazo que por años ella deseó y que en ese momento se hacía realidad.
Lourdes los contemplaba con el corazón rebosante, estaba convencida que el amor que la ligaba a Rafael estaba bendecido por el Cielo. Ese encuentro lo atestiguaba y la simiente que florecía en sus entrañas, también.