Novelas en capítulos y cuentos cortos

domingo, 2 de julio de 2017

UN NUEVO AMANECER, Cap. 29

"Aceptó por fin la única verdad. Sólo en él radicaba
 la capacidad para encontrar la felicidad".
Spencer Johnson

Madrugó. Las sábanas de lino le escocían la piel. y los pensamientos roían su cerebro. Debía buscarla, hablar con ella...volver a amarla.
Bajó con cautela la escalera del suntuoso caserón evitando hacer ruido para no despertar a Lorenzo. Tomaría un café para darse ánimo, aunque, pensó, mucho mejor le vendría una copa de ginebra. ¿Y si hurgaba en la bodega? ¿Se escandalizaría su anfitrión?
Sonrió al imaginar la expresión de espanto de don Lorenzo Escalante al descubrirlo tomando a tan temprana hora.
Escuchó movimientos en la cocina y hacia allí se dirigió. Tres negras jovencitas y todas robustas, corrían de un lado a otro preparando el desayuno. Ni se inmutaron al verlo llegar, continuaron con sus tareas como si él fuera invisible.
Rafael se sentó en un banco de madera que acercó a la mesa. Inmediatamente, una de las negras puso delante de él un tazón de café humeante, una azucarera y una bandeja con tortas fritas.
_ ¿Gusta algo más el senior?_ le preguntó con cortesía mostrando una deslumbrante dentadura. Sin esperar una respuesta, hizo una leve reverencia y prosiguió cebando mate a sus compañeras que conversaban como cotorras.
Rafael las observaba entre divertido y perplejo. De repente, por la puerta que daba al patio, apareció Candelaria con una canasta llena de membrillos.
_ ¿Qué es tuito este jolgorio? ¡Cierren el pico de una buena vez que están volviendo loco a don Rafael! _ las regañó.
Lejos de enfrentar a la recién llegada, las mujeres obedecieron modositas. La actitud de las sirvientas asombró a Rafael.
_ ¡Cande! _ la llamó _ Explícame como haces para tomar "la batuta" con tanta rapidez. Arribamos anoche y ya eres la "mandamás". ¡Increíble! _ meneó la cabeza sorprendido mientras saboreaba el café.
_ Como la antigua cocinera dejó el puesto por enfermedá, Don Lorenzo me puso en su lugar y me dio "carta blanca"...
_ ¿Carta blanca? ¿Y tú sabes que significa? _ la interrumpió risueño.
_ Por supuesto, quiere decir que puedo hacer lo que se me dea la gana y estas mocitas _ dijo señalándolas con su regordete dedo índice _ me tienen que obedecer o se las verán con el patrón _ y en voz baja acercándose al oído le murmuró _  Parece que don Escalante tiene un caráter de los mil demonios y además...
Rafael, al comprender que si permanecía escuchando, la verborragia de la negra se haría interminable. La interrumpió con amabilidad para no herir sus sentimientos y huyó al salón comedor.
_ Buenos días, Rafael. Veo que seguís siendo madrugador _ lo sorprendió Lorenzo. Estaba cómodamente sentado en un sillón de tres cuerpos estilo Luis XV que años atrás compró de contrabando a un comerciante inglés. Con las piernas cruzadas y sosteniendo una taza de porcelana, lo invitó a compartir con él un exquisito té que contenía un misterioso artilugio.
Lorenzo al notar la extrañeza del joven, lo ilustró de inmediato.
_ Se llama samovar, un viejo amigo me lo trajo de Rusia. Está hecho de metal y al contrario de la tetera tradicional, posee su propia fuente de calor. Hay un dicho en Rusia: "sentémonos junto al samovar", que equivale a decir, tengamos una charla distendida y en buena compañía. Algo así como disfrutar de unos buenos mates en nuestro querido Buenos Aires.
Rafael aceptó complacido.
_ Si le agregas un chorrito de cognac su sabor se intensificará _ añadió guiñándole un ojo con picardía _ Bueno muchacho, ¿cuál es tu plan? _ continuó interesado.
_ Hoy mismo hablaré con Lourdes para aclarar nuestra situación. Don Lorenzo, quiero agradecerle su intervención en todo este asunto, gracias a usted desenmascaramos a Imanol y a su hermana. Hace algún tiempo que vengo sospechando de ellos, pero al no tener pruebas de su manipulación debí callar por temor a malinterpretar sus conductas. Es cierto que Candelaria me advirtió sobre el peligro de unas infusiones recetadas por Imanol que debía beber todas las mañanas, infusiones que la astuta negra nunca me preparó. Se limitó a darme simplemente té de manzanilla _ Rafael se sentió liberado de una gran carga al compartir sus sospechas con Lorenzo.
_ Como te dije anoche, yo no estaba tranquilo con el diagnóstico de ese doctorcito por eso consulté con mi amigo que es un médico de renombre. Te repito, él me dijo que era una verdadera sandez no ponerte al tanto de la verdad. Lourdes, Mercedes y tu madre, me suplicaron que no lo hiciera. Tenían miedo que algo malo te sucediera, es que ese Imanol les lavó la cabeza con sus absurdas recomendaciones. Pero, ya ves, nada terrible te sucedió, y ahora no te entretengo más. Ve a buscar a Lourdes y comiencen una nueva etapa junto a sus hijos. Después de tanto sufrimiento es hora de la revancha _ lo animó palmeándole la espalda varias veces. Luego de compartir el exótico té lo acompañó a la puerta y lo vio alejarse en el carruaje.
Alrededor de las nueve, la aldaba sonó tres veces con estridencia. Lola, dejó de servir el café con leche a los niños y se apresuró a abrir el portón. Lourdes, miró intrigada a su abuela y a Tina. ¿Quién vendría a importunar tan temprano? Todas estaban desayunando en la cocina, les encantaba hacerlo allí, un ambiente agradablemente caldeado en el que siempre flotaba un delicioso tufillo a hierbas silvestres y a frutas frescas.
Lola casi se cae de espaldas al reconocer a Rafael.
_ ¡Don Rafael!, este...quiero decir , don Bautista _ se corrigió de inmediato. "Siempre ando metiendo la pata", se angustió.
_ Esta bien Lola, puedes llamarme Rafael, no hay problema _ la sorprendió con la respuesta _ Quisiera ver a Lourdes, ¿la llamas?, por favor.
_ Enseguidita, pero pase, pase _ lo invitó exaltada. "Acá hay gato encerrao" , pensó extrañada. _ Espere en la sala, la señora Lourdes está en la cocina desayunando, ya la llamo _ y salió disparada hacia la cocina como si hubiese comido un ají picante y necesitara calmar la sed.
_ ¡Niña Lourdes!, ¡niña Lourdes! _ gritó sofocada atropellando a la pobre Tomasa que se disponía a levantar las tazas de la mesa.
_ ¡Cuidado, negra tonta! _ exclamó enfadada.
_ Perdón Tomasa _ se excusó contrita_  ¡Niña Lourdes!, en la sala la está esperando don Rafael _ la excitación de Lola alarmó a las mujeres. Los niños habían salido al patio trasero a jugar.
_ ¿Rafael? _ repitió ilusionada Lourdes.
_ ¿Y a qué no sabe cómo me pidió que lo llamara?
_ Déjate de adivinanzas y explícate de una vez _ explotó Mercedes, Lola le agotaba la paciencia.
_ Me dijo que lo llamara Rafael. Niña Lourdes, ¿don Rafa ya se acuerda de tuito? _ preguntó con  inocencia.
_ ¿Cómo podemos saberlo? _ intervino Tina _ Lourdes, cuando hablaron el otro día, él no dio muestras de recordar, ¿verdad?
_ No, Tina. Simplemente me escuchó distante, sin sentirse protagonista de la historia que yo le narraba. No se acuerda de mí, ni de los niños, ni de ti, Tina. Ni siquiera reconoció a su caballo, a Moro _ se sintió tonta al decir esto último, pero estaba devastada, al borde de las lágrimas _ ¿Y ahora qué quiere?, ¿para qué me busca? ¡Estoy harta de sufrir, Tina, harta!.
_ Te comprendemos Lourdes, pero este no es el momento de desmoronarse. Sé fuerte y enfréntate una vez más a él. Además me intriga el hecho de que le pidiera a Lola que lo llamara Rafel. ¿A ustedes, no? _ Mercedes, como siempre, era el puntal en los momentos críticos.
Lourdes y Tina, al igual que Tomasa y Lola, la miraron con los ojos desorbitados.
_ Es verdad, abuela. Acá sucede algo raro y lo voy a descubrir ahora mismo _ se secó las lágrimas con determinación y con paso rápido recorrió la galería hasta llegar a la sala donde él la esperaba impaciente.
_ Buenos días _ lo saludó con frialdad _ ¿a qué debo su visita?
_ ¡Lourdes! _ Rafael se avalanzó sobre ella sin poder frenar el ímpetu de abrazarla y besarla.
Lourdes, aturdida por la insólita reacción de Rafael, permaneció rígida como un bloque de hielo.
_ No entiendo...¿qué sucede? _ expresó apabullada. Se negaba a tener esperanzas, ¿acaso él...?
_ Lourdes, soy yo, tu Rafa. El hombre que nunca dejó de amarte. Si bien mi memoria traicionera borró tu imagen de mi mente, siempre has estado encerrada en mi corazón _ le confesó entre lágrimas de emoción.
_ ¿Cómo?, ¿cuándo? _ Lourdes estaba conmocionada. Había esperado tanto ese momento, y ahora se sentía flotar, tan mareada estaba.
_ Sentémonos, estás muy pálida _  con delicadeza la acomodó en un sillón; luego acercó otro al de ella y se sentó. Tomó sus manos y las besó con devoción. "Lourdes", Rafael suspiró feliz.
Ella, obnubilada, creía que todo era un sueño, un bello sueño.
_ Aunque me negué a aceptarlo, quizás fue por miedo a sufrir una decepción, comencé a recordarte en la fiesta de compromiso de Joaquín. Desde esa noche no pude dejar de pensar en ti, tu perfume lo llevé impregnado en mi piel. Tu imagen me perseguía en sueños. Yo luchaba por alcanzarte, pero siempre te desvanecías. Cada vez que nos encontrábamos, una luz se encendía en mi memoria acercándome a la verdad. Mi verdad eres tú, Lourdes. Perdón por haberte hecho sufrir, perdón, perdón...
Lourdes lo observaba a través de un velo de lágrimas. Creyó que el corazón le explotaría de felicidad.
_ Rafa, mi amor..._ atinó a decir _ ¡Cuánto te extrañé!
Se abrazaron y Rafael le susurró al oído parafraseando a su poeta predilecto: "Esta noche quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos".
Lourdes, al comprender el mensaje, rió por lo bajo sonrojándose de puro placer.
En ese momento, Mercedes carraspeó para llamar la atención de la pareja que parecía estar en otro mundo.
Lourdes y Rafael la miraron y sonrieron.
_ ¡Abuelita!, Rafa recuperó la memoria _ exclamó.
_ Ya lo sé, ya lo sé...Rafael, muchacho, ¡que felicidad! _ Mercedes abrazó jubilosa al joven.
_ ¡Hijo! _ Tina apareció detrás de Mercedes y se unió a ellos en el abrazo _  Desde que te creímos muerto viví en una tumba, pero hoy he vuelto a la vida. ¡Hijito querido! _ emocionada lo llenó de besos.
_ ¡Madre!, otra vez juntos. Le prometo que no volveremos a separarnos.
_ Esto merece un brindis _ el vozarrón de Lorenzo interrumpió los besos, las lágrimas y los abrazos.
_ Mi hermano siempre encuentra un motivo para celebrar...
_ Y para descorchar un buen vino torrontés _ todos aplaudieron entre risas la ocurrencia de Lorenzo.
_ Lourdes, fue Lorenzo quién nos comunicó la buena nueva _ le aclaró regocijada Mercedes.
_ ¿Y las copas? ¿Quién trae las copas? _ exigió Lorenzo.
Con diligencia, Tina fue en su busca. Regresó al instante con una bandeja cargada de copas altas de cristal.
_ Rafael, a los niños se lo diremos esta noche cuando estemos más calmados, ¿te parece? _ reflexionó Lourdes. Y él estuvo de acuerdo. Por suerte Miguel y Alba estaban en la plaza de la Victoria con Lola. Tina los había enviado allí presagiando una novedad trascendental.
Lorenzo comenzó a llenar las copas y hasta Tomasa, Josefa y Domingo, los padres de Lola, participaron del brindis.
_ Mamita, ¿qué festejamos? _ la súbita presencia de Alba los paralizó.
_ ¡Lola!¿No te dije que te quedaras hasta el mediodía con los niños en la plaza? _ la amonestó ofuscada Tina _  ¡Nunca prestas atención cuando te hablan!.
_ Es que...es que.. _ tartamudeó inquieta.
_ Habla, ¿qué sucedió? _ la zamarreó Lorenzo presintiendo una desgracia.
_ ¡Es que Miguelito desapareció! _ y se largó a llorar.